jueves, 16 de octubre de 2008

MI VIAJE AL PASADO

Ya estoy cansado, levantarme de la cama ya me pesa en las mañanas; me da tanto sueño ver televisión o oír hablar a alguien en monólogo que ya ni voy a la iglesia para no pasar, otra vez, la pena de que me tengan que despertar. La verdad no me imaginaba ponerme viejo, ¡si es que yo adentro sigo siendo un muchacho! ¿Qué pasó? ¿Y por qué tan rápido? No me explico como es que he vivido ya tanto en tan poco tiempo. Lo peor es que hace pocos meses cumplí 30 años de mi grado de bachiller y cuando me reuní con mis ex compañeros de clases, resulta que mis amigos del alma, mis compinches, los muchachos con que crecí son hoy propietarios de varios pares de anteojos, notables calvas, desproporcionadas barrigas y arrugas a montón. Que pena envejecer. Si es que yo saco la cuenta y mis hijos menores son mayores de lo que yo era cuando conocí a mis compañeros del reencuentro. Y mi esposa a quien le llevo 5 años, ya se ve así como estropeada por los años ¡y es menor que yo! Que tragedia. Por eso decidí no ser más viejo y en estas noches me acosté decidido a no levantarme viejo sino ser joven otra vez. 17 años, me dije y me repetí hasta que me quedé dormido recordando e imaginando a la vez lo grandioso que sería tener 17 otra vez.

No se lo que sucedió durante la noche, pero en la mañana, cuando abrí los ojos ya no estaba en mi habitación sino en la de mi hermana en casa de mi mamá. Lo primero que noté fue que María mi hermana había cambiado el color de las paredes; luego me pregunté a mi mismo: ¿Y que estoy haciendo aquí? Debe ser que anoche me emborraché y vinieron y me tiraron aquí. Que buena vaina ser viejo, ya ni me acuerdo cuando me emborracho, pero bueno, menos mal que fue en casa de mamá y no en otro lado. Que buena vaina carajo, hoy será otro día miserable con el ratón que a mi me mata, por eso es que yo no bebo, no por guapo sino todo lo contrario: “por cobarde” del ratón al día siguiente. Pero no me siento mal, de hecho, estiro las piernas y los brazos, tensiono el cuello de un lado al otro y me volteo boca abajo, pero algo me molesta mucho a nivel de la ingle; debe ser el control remoto que se quedó ahí debajo, pero cuando meto la mano para sacarlo me doy cuenta que no es el control la pieza tan dura que me molesta. Me volteo todavía agarrando lo que tanta molestia me causó y resulta que es mi propio pene con una erección de concreto como hacia tiempo que no tenía. Abro los ojos para mirarla y si, allí esta firme como recluta pero ¿Y mi barrigota? Entonces miro hacia el closet y está lleno, pero no con las cosas de mi hermana, son mis cosas e inclusive mis libros y cuadernos del colegio. ¿Qué es esto Dios mío? ¿Será que? Y me paro de la cama como si tuviese un resorte en la espalda. ¡Soy yo mismo, pero nuevecito! Si, allí están mis pantalones talla 28, mis zapatos Adidas Rom blancos con rayas azules y la línea del cabello largo me llega a la frente. Entonces miro por la ventana del cuarto y veo que en el jardín no esta la casa que papá construyó, ni el cují tan bello que mamá sembró hace 12 años, ni la construcción que hizo el vecino en su casa, oigo a José el vecino de atrás hablando tan duro como lo hacía antes de divorciarse. ¡Coño 17! Gracias Dios mío.

¿Yo tenía un uniforme de tenis por aquí?.... Pantalones cortos blancos, con bolsillos a los lados, camiseta blanca de algodón con cuello, medias blancas de algodón bien peludas. Si, aquí esta todo y mis Adidas Rom. Listo. Salgo al pasillo y abro la puerta del balcón. Esta haciendo frío, no hay edificios frente a la casa y se ve el cerro Terepaima completo otra vez. Que belleza de vista. Ya había olvidado lo bello que era el cerro. Miro a la derecha y allí están las canchas de tenis y hay gente allí jugando, abajo está el chevrolet malibú de papá nuevecito. Regreso al cuarto a buscar la raqueta y oigo a Mamá que me grita: “cierra la puerta del balcón” ¿Mamá? ¡Coño mamá y papá! Cojo la raqueta y bajo las escaleras en tres brincos, no me duele nada, puedo saltar sobre la casa si lo quiero. Cuando llego a la sala, allí esta mamá. Mi mamá, joven, bonita y caminando normalmente, con las rodillas nuevecitas. La abrazo y le doy un beso en la mejilla y ella me empuja con el codo y me dice: ¿Y tú en qué soñabas anoche que tienes ese bicho así? Mirando al animal que casi se me salía de los pantaloncitos. ¿Todavía la tengo? Me digo a mi mismo, y subo otra vez al baño a orinar, a lavarme la cara y cepillarme. Me bajo los pantaloncitos y allí está, hermosa, incólume, tan igual a como hace 20 minutos cuando me desperté. Me lavo, me cepillo, me veo en el espejo, me río, me volteo, me toco por todos lados. ¡Si soy yo, pero nuevecito! Que felicidad. Pero ahora necesito orinar y por lo que parece esta erección no va para ningún lado. Trato de pensar en otra cosa, pero mi mente me delata con la fantasía de usarla otra vez y en este estado. Que banquetazo que me voy a dar. ¿Pero y con quién? Bueno no importa, ya conseguiré alguna víctima que se clave este puñal de concreto armado porque parece que tiene una cabilla en el medio, que belleza. Me siento en la poceta a esperar que este animal se calme un poco para ver si finalmente puedo orinar. Que chorrazo, que potencia. Al salir del baño, bajo otra vez, esta vez de dos saltos y allí esta Mamá otra vez y veo a mi Papá con el cabello negro: “mira, no vayas a salir sin antes pintar la pared del patio que te dije ayer.” ¿Con este cuerpecito? Te pinto toda la casa, después me voy a jugar tenis y luego a clavar este puñal. Si Papá, pero voy a desayunar primero. Me meto en la cocina y como no veo nada hecho, hay pan en la mesa, voy a la nevera, saco los huevos, busco cebolla, tomate, pico todo en un momentito y pongo la sartén a calentar. ¡No me provoca tomar café, y el cigarro tampoco! Qué bueno que esta esto. Cuando llega mamá a la cocina formando tremendo lío porque tengo la cocina prendida siento que algo me va a arrancar la oreja, es mamá sacándome de la cocina. ¿Es que no te podías esperar un momentico? Ya yo hice unas empanadas que están en el horno, anda siéntate que ya te sirvo. ¡Coño! No lo puedo creer. ¿Ya te sirvo? Si es verdad que ahora tiene las rodillas buenas y yo soy un chamo.

Mientras Papá me muestra desde el patio la lata de la pintura y la brocha, subo de nuevo al cuarto a buscar el disco de Queen para ponerlo en el “picó”. Pongo el disco y salgo al jardín a pintar y a cantar:

Tonight I'm gonna have myself a real good time
I feel alive and the world I'll turn it inside out - yeah
And floating around in ecstasy
So don't stop me now don't stop me
'Cause I'm having a good time having a good time

¿Y tú vas a poner esa vaina tan temprano? Quita eso chico, ¿Qué dirán los vecinos con esa música tan rara? Pon otra cosa, que bolas tiene tu, o mejor apaga esa vaina, es a pintar que vas. No importa, no importa, no importa. Lo que importa es que estoy aquí, estoy joven, tengo 17 otra vez, no quiero café ni cigarros, no me hace falta, respiro bien, tengo energía y un monstruo metido en los pantalones. ¿Y qué si Queen es un clásico? ¿Y qué si el mismo viejo será el que me pida en el futuro que le copie un cd de Queen para él oírlo en la casa a todo volumen? No importa, no importa, nada importa. Pinto mi vaina y me voy a jugar tenis. En la cancha están mis viejos panas y todas las raquetas son de madera. Me pongo a jugar y soy un tigre en la cancha, la canción que me mandaron a quitar la sigo cantando en mi mente:

I'm a shooting star leaping through the sky
Like a tiger defying the laws of gravity
I'm a racing car passing by like Lady Godiva
I'm gonna go go go
There's no stopping me

Ya han pasado 4 horas y yo jugando como si nada. No puede ser. Increíble. Regreso a mi casa, me doy una ducha, almuerzo y conmigo se vienen dos de los amigos de la cancha con la excusa de “dame un vasito de agua” se quedan y se chuquean el almuerzo también, pero que carajo, mi mamá se los da sin chistar, mis papá los saluda y luego nos devolvemos a la cancha y jugamos 4 horas más hasta las 6 de la tarde y me siento completo, sin dolores, no siento hambre. “Te llaman, y me haces el favor y no te vayas a colgar que necesito el teléfono”. ¿Aló? Hola ¿que más? Si es verdad que yo tenía esta chama por ahí cuando tenía 17. ¿Qué vas a hacer esta noche a ver si salimos? Pues nada y tu sabes que mi mamá no sabe nada tuyo y no le gusta que venga nadie para la casa. Coño que vaina, 17 años. Si quieres vienes mañana que es lunes y mis padres están trabajando, pero vienes tempranito a las 8 de la mañana, cosa que te vayas como a las 11. Esa noche me acosté preocupado de que no me fuera a levantar viejo otra vez. Al otro día a las 8 estaba allí como un clavelito de 17 años otra vez y con el animal que ya estaba que se me escapaba. Entré en la casa y comencé con mi propósito y ella me dijo, ay Marcos, tu siempre buscando lo mismo y ya sabes que no lo voy a hacer. No mija, si yo soy un viejo de 48 años de experiencia dentro de un cuerpecito de 17, no te preocupes que dentro de media hora serás tu la que me ruegues a mi. A la media hora exacta ya estaban las cartas echadas y estaba aquella niña inocente, con unos senos duros y paraditos parada desnudita lista a perder su virginidad con una bestia de concreto armado encerrada esta vez en una gruesa tela de latex.

Yeah, I'm a rocket ship on my way to Mars
On a collision course
I am a satellite I'm out of control
I am a sex machine ready to reload
Like an atom bomb about to
Oh oh oh oh oh explode

Levántate mi amor que tienes que llevar los niños al colegio, levántate que ya es tarde. No por favor, no, no, la realidad no. No me pares, no. Viejo otra vez, no.

Don't stop me don't stop me
Don't stop me hey hey hey
Don't stop me don't stop me
Ooh ooh ooh, I like it
Don't stop me don't stop me
Have a good time good time
Don't stop me don't stop me ah
Oh yeah
Alright

Que vaina, viejo otra vez y no alcancé a hacer el encargo.