viernes, 9 de enero de 2009

LOS 40 DE REINALDO

Viktorija fue una niña diferente pues su vida no sería igual a la de sus vecinos. Viktorija Jankauskaite nació en 1.941 en la ciudad de Vilna, Lituania en plena segunda guerra mundial; hija de Ausra Jankauskiene y de Antanas Jankaukas. La costumbre lituana tiene esta particularidad con los apellidos, una terminación se usa para el apellido de una mujer soltera, una para las casadas y otra para los hombres. Ausra se había casado con Antanas a los 15 años y Viktorija había nacido exactamente en el cumpleaños número 17 de Ausra. El país había gozado de libertad e independencia desde el final de la primera guerra mundial hasta el 1.940 cuando la Unión Soviética se anexa a Lituania, pero cuando los nazis invaden la Unión Soviética en el 1.941 ocupan también Lituania y llevan a cabo aquí también la persecución de judíos lituanos solo que a éstos los matan en vez de enviarlos a campos de concentración como hicieron con los judíos franceses, alemanes, polacos, holandeses y demás. Los Jankaukas no eran judíos, pero la suerte les separó de su querida Lituania, tierra de sus ancestros para enviarlos a los confines del mundo.

Las primeras palabras de Viktorija fueron en alemán ya que el hablar lituano estaba estrictamente prohibido por los alemanes y antes de ellos por los polacos y anteriormente por los mismos alemanes en otras invasiones. Antanas, su padre fue inmediatamente reclutado por el gobierno alemán y enviado a pelear al frente; así la relación de Viktorija con su madre se hizo cada vez más dependiente. Antanas no estaba de acuerdo con su posición de ser un soldado alemán, peleando en la Unión Soviética a favor del país que estaba invadiendo al suyo propio así que a la primera oportunidad que tuvo se entregó al ejército americano; era preferible estar preso por los americanos que obligado a pelear por los alemanes matando rusos o exponerse a que uno de ellos lo matara. Así estuvo cuatro años preso como prisionero de guerra hasta el fin de la guerra, con un trato justo y humano pero aprendiendo inglés y hablando con un oficial del ejército americano, abogado que le indico el camino correcto de solicitar asilo político en Estados Unidos. En esos cuatro años que estuvo preso, Ausra no obtuvo noticias de él, ¿y a quién le preguntaba?, ya el ejército ruso había sacado a los alemanes de Lituania. Me imagino lo duro que esto debe haber sido para Ausra, pero así era la guerra. Antanas consiguió su asilo en Estados Unidos y en el año de 1.945 ya estaba instalado en Chicago con la idea de traer a su mujer y a Viktorija a la ciudad de los vientos, pero el destino no lo quiso así. La Unión Soviética había perdido a Lituania con la ocupación nazi, pero poco antes de que los nazis perdieran la guerra, la Unión Soviética recuperó Lituania y la convirtió en una nación soviética. Este solo hecho aunque ayudó a Antanas a conseguir el asilo que buscaba, fue lo que selló el futuro de Viktorija porque ya ahora le sería prácticamente imposible a Antanas desde Chicago dar con el paradero de su esposa y de su hija en Vilna.

Los años pasaron y los soviéticos obligaron el aprendizaje del ruso en las escuelas, en actos oficiales y en la vida pública y privada de los lituanos; así Viktorija aprendió a hablar ruso a la perfección también y Ausra a medio machucarlo. A estas alturas de la vida, todavía el lituano estaba prohibido pero esta vez por los nuevos amos. Aunque Viktorija lo hablaba también con su madre y sola estaba aprendiendo a hablar inglés. Las mujeres de la familia Jankauskas ya habían perdido la fe en encontrar con vida a Antanas, ya eso había quedado atrás, seguramente habría muerto en el frente o hasta los mismos alemanes lo habrían asesinado. En cualquier caso ya eso no era lo que mas preocupaba a Viktorija, su preocupación ahora era el pan, si tener que hacer la cola del pan en la antigua panadería Douna cerca de casa o la antigua Panevezys un poco mas lejos siempre que lo consiga; igual la cola serán 3 o 4 horas una vez a la semana para comprar 1 kilo de pan horneado 3 días antes de venderlo y que cuando llega a casa el frío convierte en una piedra en el camino. De todas maneras Ausra siguió indagando con el ejército rojo acerca de la suerte de su esposo mientras trabajaba en una fábrica de maquinaria de corte de láminas de metal; finalmente el ejercito en 1.953 declaró a Antanas legalmente muerto. La noticia no le fue muy impactante en Viktorija, pero a Ausra le dio una tranquilidad que no había sentido en años. Pero no era en el hades que estaba Antanas sino en Chicagoland, trabajando en una empresa contratista de obras civiles asociado con un paisano lituano. Ya Antanas se había hecho ciudadano norteamericano, manejaba un ford de año y ya no vivía en los proyectos del sur de Chicago sino en Skokie, un suburbio dentro de la zona metropolitana de Chicago y su nombre nuevo era Anthony Jankaukas. El cuadro también incluía a una esposa y a dos hijos. Anthony sencillamente se volvió a casar sin mas explicaciones, las autoridades civiles norteamericanas no estuvieron al tanto de Ausra, Viktorija, su anterior matrimonio, su situación de asilado lituano, su pertenencia al ejército nazi, era todo muy difícil de explicar así que dijo que era soltero y que nunca se había casado a la hora de solicitar la licencia de matrimonio.

En una noche de verano llega al aeropuerto de Vilna, procedente de Moscú Otavio Frasca, un italiano, soltero y cincuentón que viene a comprar una máquina de corte de láminas de acero igual a otra que tiene en el taller y que le ha salido muy buena. Su primera impresión fue el frío que hacía en verano y lo desagradable que se sentía. En la fábrica tienen mucho problema con el comprador italiano para poder comunicarse y es Ausra la que tiene la idea de traer a Viktorija a ver si el inglés ayudaba al italiano a poderse comunicar; al fin y al cabo Viktorija era la única persona que ellos conocían que podía comunicarse en inglés. La idea fue genial, y el italiano por fin pudo manifestarles a los de la fábrica que lo que quería era comprar una máquina cortadora de láminas de metal. La negociación se hizo y Viktorija estuvo con el italiano el día entero todos los días de su estadía, ayudándolo no solo con su negociación en la fábrica sino en el restaurante, en las tiendas, en el hotel y sirviendo de guía turística. Otavio estaba fascinado con la chiquilla Viktorija, tan viva, tan avispada, tan bella la niña. El italiano comenzó a preguntarle a Viktorija por sus padres, por su hogar, por su vida privada. Viktorija fue franca y le dijo la verdad; lo del racionamiento, lo de la falta de libertades, lo duro que era la vida en un país ocupado dentro de la Unión Soviética. Por eso Otavio comenzó a invitar a cenar todos los días a Ausra también en el restaurante con la idea de ayudarlas a las dos un poco y a compartir también y conocer más de esta gente. Pero la curiosidad de Otavio y sus preguntas por la vida en la Unión Soviética ocupaban casi todas las conversaciones, lo otro eran sus quejas del frío entonces Ausra le dice a Otavio, siempre a través de Viktorija que hacía de traductora que por qué se le hacía tan repugnante el frío si él era italiano. ¿No hace frío en Italia también? pregunto Ausra. Lo que sucede, explicó Otavio que él no vivía en Italia y que ya no era de nacionalidad italiana puesto que se había ido de Italia hacía 30 años, ahora vivía en Venezuela, en Caracas la capital donde tenía un taller metalmecánico y allí no hace frío en ninguna época del año. Caracas era su hogar y venezolana su nacionalidad desde hacía 20 años. Las dos mujeres quedaron fascinadas con Venezuela y desde ese momento las conversaciones se voltearon y ya era Otavio quien explicaba la vida en Venezuela. No tardó mucho en que Ausra le pidiera a Viktorija que no la acompañara más a hablar con Otavio, ya ellos habían conseguido una forma de entenderse, el amor no necesita traductor y por lo visto estos dos ya habían caído en sus predios. Ausra era una viuda joven y bella con solo 34 años de edad, Otavio por el otro lado con sus 50 recién cumplidos era todavía un hombre muy interesante y su naturaleza de persona buena gente se percibía aún por encima de la barrera del idioma. Ya era hora de regresar a Moscú a hacer algunos trámites ante el consulado venezolano para poder llevarse la máquina. Y así Otavio consiguió la excusa perfecta de seguir disfrutando de la compañía de Ausra y de su hija Viktorija. Otavio necesitaría ayuda con los trámites y como ya Viktorija conocía el caso, sería de mucha ayuda en Moscú, pero como era menor de edad entonces debería viajar con su madre también. La fábrica aceptó y le concedió el permiso a Ausra para viajar a Moscú junto a Otavio y a Viktorija la traductora. Una vez en Moscú y ya hechos los trámites, Otavio no pudo imaginarse separarse de Ausra y de su hija a quien ya le había tomado tanto cariño así que le propuso a Ausra casarse con él. Para su sorpresa Ausra aceptó lo cual Viktorija celebró muy alegremente. Inmediatamente volvieron al consulado venezolano, contrajeron matrimonio en el consulado y solicitaron inmediatamente la nacionalidad de Ausra como esposa de un venezolano. Igualmente Viktorija fue otorgada nacionalidad venezolana por tener padrastro venezolano y ser menor de 18 años. Ahora sus nombres cambiaron a Victoria Jankauska Mokus y Aura Mokus de Frasca. Otavio se tardó un día explicando lo de los nombres y otro enseñando a su nueva familia a pronunciarlos. No había oportunidad de regresar a Vilna, ya la maquinaria había salido para Venezuela y todavía necesitaban pasar por Italia unos días así que Aura y Victoria dejaron todo atrás, su casa, sus ocupaciones, la cola del pan, su tierra y su gente, sencillamente tomaron un vuelo a París y de allí otro vuelo a Roma. En Paris no salieron del aeropuerto pero ¡que diferente es respirar el aire de la libertad! Llegaron a Roma, luego en bus al pueblito de Otavio a conocer a sus hermanos y sobrinos, luego a tomar el barco a Venezuela. La travesía en barco fue algo solitaria para Victoria, pero fue un perfecto escenario de luna de miel para Otavio y Aura. Una viuda con la segunda oportunidad de hacer su vida, un solterón que por fin fue atrapado por el cariño y el amor a dos mujeres y una joven mujer criada en austeridad y represión.

La primera vista de La Guaira fue como un sueño, una ilusión, las palmeras, las playas y el cerro el ávila eran sencillamente impresionantes. Una vez en Caracas, Otavio comenzó mostrarles la ciudad, las costumbres, la comida. Aura y Victoria estaban que no se lo creían, todo era perfecto. Aura otra vez comenzó a aprender otro idioma el cual nunca dominó muy bien, Victoria por el contrario pudo aprenderlo sin trabajo y ya al cabo de tan solo un año de auto aprendizaje, pudo entrar en el liceo Luis Razetti a terminar su bachillerato. Para el momento de su graduación de bachiller solo dos años mas tarde Victoria hablaba español como una caraqueña cualquiera, sin acento alguno. Victoria ya era una mujer de 18 años de edad, no tan alta pero de una belleza impresionante, ojos azul intenso. Su vida en Caracas era muy feliz y muy típica con sus amigas, compras en el abasto de la esquina y viaje a la playa los fines de semana; ya atrás habían quedado las largas colas en el frío de Vilna, ya no había racionamiento ni escasez. La nueva democracia en Venezuela abría nuevas posibilidades para todos los venezolanos criollos e importados y en una oportunidad Victoria, leyendo el periódico El Universal ve un aviso de la aerolínea Viasa buscando aeromozas para trabajar en la línea. Victoria con su aspecto y conocimiento de idiomas fue contratada inmediatamente; hasta una mención en la sección de sociales apareció en el periódico anunciando que Victoria comenzaría el entrenamiento de la aerolínea bandera de Venezuela. Un año exacto duró el entrenamiento de Victoria en la academia de Viasa. Para la graduación del curso de aeromoza de Victoria acudieron Otavio y Aura para ver a Victoria recibir la cristina y la pañoleta y el uniforme de Viasa. Se veía que Victoria había nacido para hacer este papel de aeromoza de Viasa, se veía perfecta su uniforme, bella, radiante, feliz. Pero su felicidad no duró muchos días, porque aunque Aura la alcanzó a verla graduarse de aeromoza, no alcanzó a verla trabajar. Una afección hereditaria oculta en el corazón de Aura le cegó la vida a tan solo 38 años de edad. Victoria quedó devastada y en medio de su dolor tuvo que comenzar a trabajar en los vuelos reglares de Viasa a Nueva York. Otavio por el otro lado estaba muy triste también, quedó solo de nuevo tras un matrimonio tan feliz pero tan corto y sin hijos. Pero la ausencia de Aura era llenada de a poco por Victoria las veces que estaba en Caracas porque regularmente cuando llegaba de viaje la línea la dejaba en La Guaira a dormir para salir al día siguiente así que era solo pocas veces al mes que Otavio recibía a Victoria en su casa. El tiempo siguió su curso y la experiencia de Victoria, su profesionalismo, su belleza y la apertura de nuevas líneas a Europa de Viasa hicieron aún menor las visitas de Victoria a su casa en Caracas. Otavio triste y solo pronto encontró a una mujer en Caracas, esta vez una criolla y se casó por segunda vez y en esta oportunidad tuvo hijos. Victoria estaba fascinada con la nueva vida de Otavio, pero sus obligaciones, su soledad y el respeto a la nueva vida de Otavio la alejaron aún mas de su casa donde aún tenía su cuarto y sus cosas. Así en uno de esos tantos vuelos a tantos sitios diferentes, Victoria conoció a un caraqueño que viajaba constantemente. Un hombre de apellido Gutiérrez, millonario y casado. La impresionante belleza de Victoria y su soledad fueron el fulminante de ese incendio que ya estaba por arder. Victoria con 24 años ya no estaba sola en el mundo, dentro de ella crecía un hijo. Victoria ahorraba todo su sueldo, no tenía gasto alguno. Con los años que ya tenía ahorrando fue a comprar un apartamento en Caracas, un sitio donde criar a su hijo. Le llegó la hora del parto y fue en Caracas, acompañada de Otavio su padrastro y único familiar en Venezuela, aquel hombre que le había ayudado a comprar una maquinaria en Vilna, la lejana Vilna quien le ayudó a recibir al mundo a Reinaldo su hijo natural con Gutiérrez el tipo que conoció en los vuelos de Viasa.

Así llega Reinaldo Jankaukas al mundo, solo con su madre Victoria y un abuelastro a quien casi no vio en su niñez. Su vida era su madre y su soledad porque Reinaldo tuvo que adaptarse a vivir solo, mientras su madre estaba trabajando. Victoria siguió trabajando de aeromoza en Viasa, por lo menos mientras su juventud durara, ya que igual que las modelos la vida de una aeromoza de Viasa era muy corta. Por fin a los 35 años de edad y 15 de servicio en Viasa fue que le aceptaron a Victoria el cambio a la academia de aeromozas de Viasa. Ya no tendría que viajar y dejar a Reinaldo solo, ya podría trabajar en Caracas y vivir una vida más normal y compartir todos los días con Reinaldo. El muchacho siguió sus estudios y las vacaciones las pasaba con Otavio en una granjita que éste tenía en Río Chico. Reinaldo era mitad lituano mitad criollo pero la mitad del padre, al igual que su apoyo no se notó por ninguna parte, Reinaldo era un muchacho rubio y flaco con los mismos ojos azules de su madre. Ya en el liceo Reinaldo era un muchacho estudioso que hacía amigos fácilmente. Roberto Heredia fue su amigo desde el 1er. año de bachillerato y su compinche en juegos y tareas. A los 14 años de edad ya Reinaldo estaba en 3er año de bachillerato y Victoria todavía radiante de belleza y juventud cuando la misma condición de Aura se manifestó en Victoria también y de un solo ataque al corazón sin aviso se llevó en Caracas la corta vida que había comenzado en Vilna solo 39 años antes. De la academia de Viasa enviaron un vehículo con chofer a buscar a Reinaldo al liceo y lo llevaron a la clínica El Ávila donde una compañera de trabajo, instructora también de la academia le dijo a Reinaldo que su madre había muerto de un ataque al corazón fulminante mientras daba clases en la academia; juntos la amiga y Reinaldo fueron al taller de Otavio. Juntos entraron al taller metalmecánico de Otavio, allí estaba la máquina cortadora de láminas de metal que había comprado en Vilna. Las lágrimas de Reinaldo y su dolor eran incontenibles. Otavio lo abrazó y también lloró con él. Otavio se encargó de los arreglos funerarios, en la funeraria ellos dos solos recibieron a los amigos y compañeros de Victoria que vinieron a darle el último adiós.

De allí en adelante Otavio se llevó a Reinaldo a vivir en su casa, con su esposa e hijos. No habían pasado 10 meses más cuando en la misma sala de la misma funeraria era Otavio el que era velado. Parece que Dios mismo se había olvidado de Reinaldo Jankaukas y le había quitado a toda persona que le ligaba al mundo. No había una sola alma en el mundo que estuviera emparentado con Reinaldo Jankaukas. Esta vez si que estaba solo de verdad. Al salir de la funeraria ese día se fue a casa de Otavio, con su viuda, pero al siguiente día la viuda le puso los puntos sobre las ies a Reinaldo y le dijo que buscara como resolver de ahora en adelante. 15 años de edad y solo en el mundo. En el liceo Reinaldo le cuenta lo sucedido a su amigo Roberto Heredia quien le invita a ir a su casa. Una vez en casa de Roberto, éste habla con sus padres y les cuenta lo sucedido y los padres de Roberto hablan con Reinaldo y le dicen que se puede quedar a vivir con ellos. Los Heredia pusieron otra cama en el cuarto de Roberto y tuvieron a Reinaldo como a otro hijo, pero había un problema: Reinaldo era un menor de edad y tarde o temprano los Heredia tendrían que hacer algún trámite con Reinaldo que ellos ni ninguna otra persona en el mundo podía hacer: representar a Reinaldo legalmente. Sin embargo los Heredia comenzaron a hablar largamente con Reinaldo y a preguntarle por su familia individualmente uno por uno y por una de esas cosas del destino se pusieron a investigar acerca del abuelo Anthony Jankaukas, para su sorpresa descubrieron al abuelo de Reinaldo, Anthony vivito y coleando en Chicago. Lo llamaron inmediatamente y el abuelo tuvo que digerir toda la información muy lentamente hasta que por fin cayó en cuenta que su esposa y su hija se habían logrado escapar de la Unión Soviética y que ya ambas estaban muertas y que Victoria había tenido un hijo quien ahora estaba solo. El abuelo, casi no creyendo el cuento salió al mismo día siguiente para Venezuela y llegó a Caracas. Cuando vio por primera vez a Reinaldo le reconoció inmediatamente y le dijo: “Tienes los mismos ojos de tu madre”. El abuelo le sacó el pasaporte venezolano a Reinaldo, la visa de turista en la embajada americana y se llevó a Reinaldo a Chicago con él y una vez allí le inscribió en un high school para seguir sus estudios de bachillerato. Allí estuvo Reinaldo un año pero cuando fue a terminar el año, le pidieron sus papeles para lo de las notas y al no poder él presentarlos, llamaron a su abuelo quien les explicó lo que había sucedido pero la institución, no pudo hacer nada y reportó el caso a inmigración quienes buscaron a Reinaldo para deportarlo. El abuelo Jankaukas fue a la oficina de inmigración, presentó sus pruebas y sus alegatos pero no hubo forma, Reinaldo tendría que regresar a Venezuela inmediatamente. El abuelo Anthony trajo a Reinaldo de vuelta a Venezuela, a casa de los Heredia. Allí habló con ellos y quedaron en que si aceptaban a Reinaldo con ellos, Anthony mandaría una remesa mensual. Así hicieron y Reinaldo siguió viviendo en Caracas, como un venezolano a quien nada ni nadie le ataba al país y Anthony viniendo dos veces al año a ver a Reinaldo.

Termina así Reinaldo su bachillerato e ingresa a la universidad, su vida como otro hijo de la familia Heredia transcurre normalmente hasta su graduación de licenciado en administración de empresas. Una vez recibido Reinaldo decide con su amigo Rafael comenzar una empresa de turismo en Puerto La Cruz, llevando turistas al parque nacional Mochima. En unos de esos grupos de turistas que visitaban Mochima, Reinaldo conoce a Sandra Bridge, una estudiante universitaria caraqueña, hija de padres europeos. Sandra era una muchacha bella, muy activa y conversadora. Cuando ya Sandra venia casi todos los fines de semana a Mochima, Reinaldo se dio cuenta que no eran las playas lo que atraía a Sandra a Puerto La Cruz. El amor y el noviazgo se manifestaron con fuerza seguidamente, luego el matrimonio y su primer hijo José.

Hace tres años atrás tuve la gran satisfacción personal de ser invitado a la fiesta del cumpleaños número 40 de mi querido amigo Reinaldo Jankaukas. Allí en una larga mesa en casa de los Jankaukas en Barquisimeto, donde ahora viven, celebramos la vida de Reinaldo quien cumplió sus 40 años de vida en excelente estado de salud con el amor de sus amigos, de Sandra su esposa, de José su hijo y de una hija adolescente de nombre Victoria Jankaukas digna heredera de la belleza de su abuela y su apellido no es Jankauskaite sino Jankauskas como su padre.

Desde 1.990 Lituania es una república independiente y desde el 2.004 es miembro de la Unión Europea. Reinaldo nunca ha estado en Lituania y aunque tiene el derecho a solicitar ciudadanía en ese país, no lo ha hecho todavía. En varias oportunidades le he preguntado por qué no ha obtenido la nacionalidad lituana y siempre me dice: “es que tu y yo somos venezolanos, pa’ donde vamos a coger”. Reinaldo visita dos veces al año a su abuelo Anthony en Miami donde ahora vive. Sandra sigue hoy tan enamorada como cuando los viajes a Mochima. Ya Reinaldo no está solo y vive en Barquisimeto, un sitio caluroso muy lejos de Vilna donde cuenta con el respeto y el cariño de sus amigos.

09 de enero, 2.009