sábado, 27 de diciembre de 2008

La Foto

Ahora les voy a contar otro cuento. La abuela Adelina, la madre de papá, era una mujer campesina y sin estudio alguno. Fue la última hija de Maximina Sánchez una viuda (que ya tenía 4 hijos de su difunto marido) y de Victor Torrealba un bohemio que trabajaba para el gobierno haciendo carreteras. La viuda murio cuando Adelina solo tenía 4 años, el bohemio era casado y vivía con su esposa en la ciudad de Carora. Adelina quedo a cargo de sus medio hermanos mayores. En el pueblito no había mucho que hacer, todo el mundo emigraba o bien a Maracaibo a trabajar en las petroleras o a Barquisimeto a trabajar en el comercio. La abuela no escogió ninguno de los dos caminos, escogió quedarse en el pueblo y enamorarse de Ramón, un Cañizalez hijo de la familia más pudiente del pueblo, descendientes de don José Cañizalez fundador mismo del pueblo 200 años atrás. Josefina, la medio hermana mayor de Adelina se casó con un hijo de un inmigrante italiano quien con el tiempo llegó a amasar mucho dinero. El noviazgo de Adelina y Ramón no tardo en materializarse; cuando la familia de Adelina se enteró de su estado de preñez, la corrieron de la casa específicamente su hermana Josefina y su hermano Antonio ejecutaron el desalojo.

Ramón, el papá de la criatura no se enteró porque ya estaba en Maracaibo trabajando en las petroleras y Adelina no le quizo decir nada. Así a sus 21 años de edad, salió Adelina de su pueblo por primera vez con una dirección en Carora escrita en un papel dentro de la maleta y con un muchacho en la barriga. La dirección en Carora era de una amiga del pueblo, una mujer soltera que le prestó cobijo. Una vez en Carora, la amiga avisa al padre de Adelina quien presta ayuda económica y soporte moral. De esta manera nace Marco Sánchez, hijo natural de una hija natural, el apellido que yo hoy llevo, brincó por dos generaciones de madres solteras. Yo soy el primer Sánchez que acompaña su apellido con otro apellido en varias generaciones. Adelina no tiene más hijos, solo papá. Yo no tengo tíos ni primos, solo un apellido que viene de mujeres solas.Una vez que Adelina tiene a su hijo, Josefina su millonaria hermana mayor había recien enviudado y llama a Adelina y a su otro hermano Antonio para que vayan a trabajar con ella y ayudarle a criar a su sobrino el hijo que Josefina había tenido con el italiano mientras Josefina se encargaba del negocio a orilla de la carretera panamericana en el caserío (no llegaba entonces y hoy día todavía no llega a pueblo) de Los Yabos. En Los Yabos el difunto había construido un negocio de bomba de gasolina, restaurante y hotel en los años 20. Adelina llega a Los Yabos a encargarse de su hijo propio y de su sobrino Rafael Isidro Martini ya que su hermana no era del tipo maternal sino mas bien del empresarial. Adelina es aceptada de nuevo en su familia pero solo en condición de "ayudante" ya que es ella quien se encarga de la casa y del sobrino, el hijo del italiano. La tía Josefina no duró mucho tiempo de viuda, un camionero que frecuentaba la ruta Maracaibo - Barquisimeto en las 24 horas que tardaban entonces (hoy son 4 horas) y que era su cliente fijo, no tardo en enamorar a la tía viuda y ofrecerle matrimonio. La tía Josefina se casó otra vez y otra vez parió un muchachito y otra vez fue Adelina la encargada de criar a este otro hijo de Josefina también. Si el difunto italiano fue un hombre hábil en los negocios, el nuevo esposo de la tía Josefina fue mil veces más hábil y a la vuelta de apenas 10 años más ya la tía Josefina y su nuevo esposo eran dueños de casi medio Barquisimeto. La tía Josefina se fue a Barquisimeto a vivir allí. Ya no era necesario atender personalmente el negocio a orilla de carretera, de hecho ya eran varios esos negocios a orillas de las carreteras del país. Ya Adelina no era tan necesaria como antes, para lo único que fue necesaria Adelina fue para terminar de criar a Rafael, su sobrino, hijo de la tía Josefina con el italiano su primer esposo. El nuevo esposo de Josefina nunca aceptó a Rafael.

Así se viene Adelina a Barquisimeto, a vivir con su hermano (y hermano de Josefina) Antonio. Mi tío Antonio trabajaba en un "alambique" produciendo y vendiendo licor, mientras que Adelina teniendo que criar a su propio hijo, a su sobrino y a Antonio su hermano soltero y dueño de la casa, siendo una mujer campesina sin experiencia alguna, inventa trabajar en la misma casa y pone una "quincalla". Hace vestidos y los vende, vende mercancía, en fin. Así mantiene su casa, sus muchachos y cuida de su hermano. Así van papá y su primo Rafael estudiando hasta que durante la dictadura de Marcos Pérez Gimenez, cierran los institutos de educación superior. Rafael 8 años mayor que papá, se casa inmediatamente, papá con 17 años y una pasión voráz por jugar fútbol, no le hace mucho caso a lo de los estudios y se dedica a jugar fútbol en estas vacaciones forzadas. Pero el tío Antonio no tardó mucho tiempo en comenzar a preguntarle a Adelina en que gastaba Marco su tiempo ya que no estaba estudiando y en seguida ordenó a papá a trabajar con él en el alambique de "sereno" o vigilante durante la noche y a lavar botellas durante el día. Este hecho separa a papá de su madre por primera vez en su vida porque papá vivía de hecho en el alambique solo con unos perros. Ya no había fútbol, ya no había estudios, ahora el tío Antonio estaba preparando a papá para su futuro como hombre de bien y trabajador; un futuro como empleado del tío Antonio en el alambique. Algo que tendría que hacer toda la vida. Así papá vino a hablar con la abuela y le presentó la situación: 1) tengo miedo, mucho miedo porque soy el sereno; gracias a Dios nunca han entrado a robar, pero cuando lo hagan yo seré el que tendrá que responder. 2) lo que hago es lavar botellas, trabajo de día y de noche también y mi tío no me paga, solo me lleva la comida y el cambio de ropa, mas nada, ya llevo un año en esto. 3) hay unos amigos mios que juegan fútbol conmigo que se quieren ir a Costa Rica a estudiar. Yo me quiero ir con ellos.

Resulta que Costa Rica no funcionó, pero todos los amigos de papá se pusieron de acuerdo y se fueron a Argentina. La abuela prefirió separarse de su único hijo, durante muchos años (6) que seguir viendo a su hijo con un futuro truncado bajo la mano de hierro de su hermano Antonio en el alambique. Adelina quitó un dinero prestado y fue personalmente a llevar a su único hijo a Caracas a tomar un avión a Puerto Principe en Trinidad para esperar allí al avión "president" de la aerolínea TWA que hacía la ruta Nueva York - Buenos Aires en tres días parando en casi todos los aeropuertos del camino. En Caracas, a finales del año de 1.949 Adelina y Marco se despidieron alegres de haberse liberado del futuro en el alambique del tío Antonio, y esperanzados con una vida nueva. Mi abuela hizo una oración a Jesús el Galileo, hijo del Dios Altísimo: "Jesús, Señor mio, Dios mio, que a mi único hijo le vaya bien en esas tierras lejanas, protejelo Señor, que consiga lo que quiere, que estudie y que trate con gente de bien que lo ayude, lo valore y lo quiera como yo lo quiero."

El primer día de clases en la escuela agropecuaria "Nicanor Ezeyza" un compañero de estudios, un muchacho local de Vidal, ante lo extraño de ver a un negrito con un acento raro se le acerca a papá:
- ¿De donde sos?
x De Venezuela
- ¿Y que hacés acá?
x Bueno, estoy comenzando a estudiar aquí en la escuela.
- ¿Y no tenés a tu familia acá? ¿Dónde vas a vivir? ¿No tenés a nadie tú acá? ¿Cómo pensás hacer?
x No sé, la verdad no sé. Estoy comenzando clases, aquí esta mi maleta.

El muchacho regresó a su casa y habló con su madre y le contó lo del negrito venezolano. La mamá habló con su esposo y le dijeron a su hijo: "Decíle a tu amigo que se venga para acá a vivir acá con nosotros. Ve y traélo hoy mismo que ya le arreglo el cuartito de atrás, tu ve y traélo a casa."

Y así, la oración de Adelina al hijo del carpintero se convierte en realidad, porque el Galileo tiene hijos en todo el mundo, y nos utiliza para lo que Él necesita. El Galileo usó a sus hijos en Vidal a más de ocho mil kilómetros de Barquisimeto, a Jorge Carli y a su madre doña Eusebia Carli para que recibieran en su hogar al hijo de Adelina y que allí consiguiera la protección y el amor que Adelina había solicitado. El resto de la solicitud de Adelina al Galileo lo hizo la gente de Vidal, sus compañeros de escuela, Peñoñori, Iturriaghe, Manolo Fernández, el director de la escuela, la escuela Nicanor Ezeyza, el pueblo de Vidal y la república Argentina, todos trabajando juntos para cumplir la oración de Adelina.

Papá y la abuela no se ven más hasta el 1.956 cuando papá recibe el título de "Perito Ganadero" emitido por la Escuela Superior Agraria Nicanor Ezeyza en la localidad de Coronel Vidal en la República Argentina. Ya el fantasma del alambique no espantaba a papá. La abuela llega a Buenos Aires y papá la lleva a la Plaza de Mayo. Allí en 1.956 papá y la abuela se toman una foto. El año pasado cuando papá vuelve a Argentina, lo primero que le pedí a papá y a mi hermano fue que me hicieran un solo regalo: que fueran los dos a la Plaza de Mayo y se tomaran una foto. Ellos fueron allí y tomaron la foto ¡pero no era la misma! Se fueron de Buenos Aires a Vidal, luego a Mar del Plata y la foto no quedó bien. Me metí en Google Earth, y en otras páginas de internet. Hice mapas de donde debían pararse ellos y donde pararse exactamente el fotógrafo en la plaza y se los mandé a mi hermano por email, luego me explicaron que ya no volvían a Plaza de Mayo. ¡No es posible! Yo necesito no una foto de Plaza de Mayo, necesito LA FOTO de Plaza de Mayo. Logré convencerlos, volvieron a Plaza de Mayo y tomaron LA FOTO. Un año después María mi hermana cumple con la rigidez de la tradición y se toma LA FOTO en Plaza de Mayo, luego de tomarse LA FOTO, María me llamó por teléfono y me dijo que ya se había tomado LA FOTO y me dijo que ahora solo faltamos Fernando (mi otro hermano) y yo. Ahora le pido yo al Dios de mi Abuela: "Permíteme Señor la misericordia de tomarme LA FOTO yo también en Plaza de Mayo"

Final de la historia:
Adelina fue a Argentina a ver a su hijo graduarse de perito. La abuela murió hace ya 12 años. Durante toda su vida mantuvo correspondencia con doña Eusebia Carli, la otra punta de su oración.

La tía Josefina quien corrió a Adelina de la casa en el pueblo (Chejendé), murió hace 20 años. El segundo hijo de Josefina temiendo perder su herencia, dejó a su madre y a su medio hermano mayor (Rafael) sin nada y sacó a Josefina de su casa y la dejó en un ancianato. Adelina consiguió a su hermana, la sacó del ancianato, la llevó a su casa y la atendió hasta su muerte. Josefina murió en brazos de Adelina sin posesiones materiales algunas. Su hijo se quedó con más de 150 casas, 40 locales comerciales, no se cuantos terrenos y una bomba, hotel, restaurant en la vía a Caracas.

El tío Antonio el otro hermano que corrió a Adelina de la casa en el pueblo murió hace 4 años atrás de 102 años de edad. Mi tío siempre trabajó con su socio en el alambique. Como mi tío nunca se casó y sus hermanas (Josefina y Adelina) ya habían muerto, papá se llevó a tío Antonio a vivir en su casa donde vivió varios años hasta su muerte. Murió lúcido y en perfecto uso de su cuerpo. Hasta el día de su muerte tío Antonio habló bondades de su sobrino favorito, el perito graduado en Argentina.

Rafael Isidro Martini el hijo de Josefina, primo de papá, esta muy bien; tiene dos hijos y varios nietos, vive relativamente cerca de papá. Rafael Isidro y su esposa Elsa son mis padrinos de bautizo, mis hermanos y yo lo tratamos muy respetuosa y amorosamente de "tío Rafael".

El hijo menor de la tía Josefina, vive una vida de ermitaño, no ha contactado a nadie de su familia en 20 años y se hace el loco cuando alguien se lo encuentra en la calle.

Doña Eusebia Carli murió en Coronel Vidal hace ya algunos años.

Papá trabajó en el campo toda su vida, nunca tuvo más nada que ver laboralmente con el alambique del tío Antonio.

¿Y el Galileo hijo del carpintero? Bueno, murió inocente, sin mácula, crucificado por los pecados que yo cometí.











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