lunes, 2 de febrero de 2009

El Guante

Anoche fue la fiesta de los 15 años de mi única sobrina María Fernanda, hija de mi hermano Fernando. Fue una fiesta muy bonita y en la mesa donde estábamos sentados con mis padres, me tocó a mi servir los whiskies toda la noche. Papá anoche le puso especial énfasis a lo de los whiskies y ya para la mitad de la velada el alcohol le había pegado. Cuando estábamos ya por irnos, mi mamá me llamó para que me sentara al lado de papá porque se estaba quedando dormido y se tambaleaba en su asiento así que mi trabajo era mantenerle el balance y cuidar que no se cayera. Cuando por fin terminó la fiesta y apagaron la música por fin pude entender lo que papá tenía ya como media hora balbuceando, estaba cantando "Mi Buenos Aires Querido" mientras se miraba los pies. Levantaba un pie, le daba vuelta, luego levantaba el otro y luego volvía a empezar. Ya sin música me dijo que él había ido a la zapatería "El Guante" en Buenos Aires con su mamá en 1.956 y había comprado 2 pares de zapatos del mismo modelo, un mocasin negro de suela. Y me dijo que en esta última visita a Buenos Aires había ido a la Zapatería "El Guante" y se había comprado dos pares de mocasines negros de suela del mismo modelo que había comprado hace 54 años atrás. Papá dijo que había hablado con el gerente de la tienda y le contó que él había comprado el mismo modelo de zapato en esa misma zapatería hacía 54 años. El gerente le explicó que hacía mucho tiempo que esa empresa donde él había comprado los zapatos 54 años atrás había desaparecido y otra empresa había estado operando en el mismo local comercial, pero que desde hacía 4 meses la familia de la empresa original habían reactivado la zapatería y que en efecto los dos pares de zapatos que ahora estaba comprando eran de la misma empresa.

Eso era lo que hacía papá mirandose los pies, se veia sus zapatos "El Guante", el mismo modelo que hacía 54 años. Luego me dijo papá que estaba muy contento, de hecho tenía los ojos llenos de lágrimas, porque haber estado de nuevo en Argentina era como volver a casa y eso lo repitió varias veces. Me dijo "Estuve donde Carli y era como estar en casa otra vez, luego donde Manolo y era mi casa, después estuvimos una semana en Santa Clara en una casa de verano alquilada y esa era mi casa." Me dijo: "mis amigos me trataban con tanto cariño, con tanto amor, los muchachos de la escuela que me dieron la placa yo no los conocía pero son mis compañeros, son mi familia; me sentí tan a gusto por solo un instante entre ellos."

Esta historia real que sucedió anoche a tan solo unas horas de este momento en que la escribo, me llena a mi personalmente de emociones porque anoche mismo en una fiesta junto con toda mi familia recordé mi niñez y las historias de Argentina que contaba mi papá y mi abuela, todo lo que aprendí y de como yo dejaba volar mi imaginación para pintar en mi mente las escenas que papá y la abuela me describían. Ahora la cosa es muy diferente, ahora en casa las historias de Argentina vienen de todas partes, de mis hermanos Antonio y María, de mi cuñada y de 4 sobrinos y cada uno tiene un cuento nuevo que compartír conmigo. Anoche mismo mi sobrino Armando me dijo "tío, yo me bañe en el mar en Santa Clara con un agua a 6 grados". Andrés me dijo: "tío había una señora en una bodega en Santa Clara donde comprábamos que todos los días me preguntaba (y lo dice en acento argentino) ¿Y ya fueron a la playa, conocieron la playa?" (Andrés se la pasó toda la noche jodiendo con el acento argentino y repitiendo ¿Y ya fueron a la playa, conocieron la playa?) y Alejandro por su lado: "tío un subte todo de madera, solo madera. Allá le dicen subte al metro, tío". Como ustedes saben yo nunca he estado en Argentina pero ahora tengo muchos mas contadores de cuentos de Argentina, ahora tengo muchísimas mas fotos que las 3 o 4 que tuve en mi niñez, ahora tengo amigos argentinos con los que me comunico y hablo de manera frecuente. La imagen de Argentina es ahora mucho mas precisa en mi mente y los detalles impresionantes.

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