viernes, 2 de noviembre de 2007

Sí, somos los mismos pero en diferentes proporciones.

Las celebraciones del 12 de octubre cada año van mutando en la concepción de su importancia para nosotros los habitantes del nuevo mundo. Hace años, celebrábamos la hispanidad, luego criticamos la masacre de una raza; ahora debemos celebrar lo mejor de ambas culturas de las cuales somos descendientes. Pero vamos a tener que ir un poco más allá. El nuevo mundo se pobló de tres tipos de gente: de indígenas americanos, de europeos y de africanos. Parece fácil entonces tratar de llegar a una idea global de lo que sería la descendencia de estas tres razas, pero no es así. Cada una de estas razas es muy diferente entre si, no tanto de la otra sino de si misma. Por ejemplo: la raza indígena americana puede ser subdividida en varios grupos étnicos: los indios de norte América, los del noroeste de América, los centroamericanos y los suramericanos.

Hay indicios científicos basados en análisis de ADN mitocondríaco que los indios del noreste americano ya tenían sangre europea antes de la llegada de Colón debido a dos probables exposiciones, una ocurrida hace más de 100.000 años con habitantes franceses y la otra en el siglo 10 después de Cristo con vikingos ligados a la venida de Eric El Rojo desde escandinavia a las costas de Vinland en lo que hoy es Canadá. Por otro lado, los demás indios de América son evidentemente asiáticos variando los tipos en el porcentaje de adaptación al medio ambiente de acuerdo a la migración por el continente. Los indios del noroeste americano, los Inuit o eskimales como generalmente se les conoce tienen rasgos mucho más orientales porque ellos fueron los últimos en llegar de Asia por eso mantienen más sus facciones asiáticas. El resto de los indígenas caen en tres grandes grupos. Los Aztecas, los Incas y lo Kariñas o Caribes, cada uno de estos tres muy diferentes entre si racial y socialmente.

Por el lado europeo, hay muchas variantes de raza que sería muy extenso explicar, pero podemos resumir en que las diferencias son tantas que hasta los mismos españoles no son iguales los unos con los otros, especialmente al tiempo de la conquista cuando España como nación solo había existido por unos cuantos meses al igual que el castellano como su idioma oficial. La migración colonizadora a América desde Europa fue principalmente de la siguiente forma:

Migración colonizadora
España -> Hispanoamérica
Portugal -> Brasil
Reino Unido, Alemania, Holanda, Francia -> Norteamérica
Holanda, Francia, Reino Unido, España -> Islas del Caribe

Por último, la inmigración africana también fue muy diferente. Las razas y sociedades de África del norte son muy diferentes de las del centro y del sur de África. La mayoría de inmigración africana hacia la América angloparlante vino del sur de África, la de la luso parlante vino de África central y la de la hispano parlante del norte y del centro de África. En el norte de África encontramos a personas muy cultas que generalmente hablaban más de una lengua, musulmanes y acostumbrados a intenso calor (Sahara) o intenso frio (montañas Atlas), generalmente flacos de contextura. En el centro del continente, tenemos a personas de baja estatura regordetes y de piel de pigmentación muy intensa y brillante. Al sur tenemos a personas bien fornidas, muy guerreras, acostumbrados al frío y generalmente dedicadas al pastoreo de ganado.

Ahora bien, ya teniendo identificadas las diferentes matrices de materia prima, ahora necesitamos también tomar en cuenta la proporción de cada una de ellas en la elaboración del producto terminado. Es muy obvio que en México, Guatemala, Perú y Bolivia el ingrediente indígena es el mayor. La diferencia viene ahora en ver quienes comprenden la minoría; en Perú por ejemplo, esa minoría es española y africana cuando en México, Guatemala y Bolivia es solamente española.

Eso nos trae a la conformación de la raza “criolla”. Los criollos son la mezcla de las tres razas que colonizaron al nuevo mundo, indios, europeos y africanos. Aunque parezca mentira, esta raza es minoritaria comparada con el resto de la población del continente y solo se consigue en el caribe, Ecuador, Perú y Brasil mayormente. Y siempre el lado europeo lo conforman españoles, portugueses o franceses como en el caso de los “creoles o cajún” (criollos) de Louisiana en Estados Unidos.

Sin embargo, en todos los países del nuevo mundo hay mucha gente que nunca se mezcló con otras razas, un ejemplo es la familia del libertador Simón Bolívar quien a pesar de haber sido descendientes de un español que vino con Colón en su primer viaje, nunca ligaron su raza con indígenas o africanos. De hecho, muchas personas descendientes de africanos llevan el apellido Bolívar en el estado Aragua pero esto se debe a que sus antepasados eran propiedad de los Bolívar mas no sus descendientes.

En fin, celebremos el 12 de octubre como el día en que vinimos a ser lo que somos, en toda nuestra particularidad, una mezcla en proporción.

Marcos Sánchez Urquiola

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